Sesión 13

COMO UN HOMBRE PIENSA, ASÍ ES SU VIDA

( As a Man Thinketh )

Taller – Sesión 13

En los siguientes párrafos James Allen nos dice en esencia que si queremos mejorar nuestra situación o circunstancias, sean estas económicas, sociales, laborales, de salud o de cualquier otro tipo, debemos mejorar primero nosotros, mejorando nuestra calidad de pensamientos…

Como anticipamos en la sesión anterior, toda mejora tiene un precio que incluso puede implicar un enorme sacrificio antes de que logremos aquello que deseamos. Como el corredor que se ejercita hasta quedar extenuado pero que tiene muy claro en su mente más que el dolor, la imagen de su meta. Aquí tres de sus herramientas son: determinación, paciencia y perseverancia. *

Para entender mejor, el autor nos presenta ahora tres casos diferentes… Sigamos avanzando en el 2° capítulo del libro…

 

  1. Efecto del pensamiento en las circunstancias

(Continuación)

El hombre está ansioso de mejorar sus circunstancias, pero no está tan deseoso de mejorarse a sí mismo; por eso permanece atado. El hombre que no se encoge ante su propia crucifixión nunca fallará en alcanzar el objetivo que se traza en su corazón, esto es tan cierto en las cosas terrenales como divinas. Aún el hombre cuyo único objetivo es alcanzar prosperidad debe estar preparado para realizar grandes sacrificios personales antes que pueda lograr su objetivo; ¿y cuánto más preparado aquel que quiera lograr una vida próspera y equilibrada?

Este es un hombre miserable y pobre. Está extremamente ansioso deseando que el confort de su entorno y su hogar mejoren, aun así todo el tiempo es mezquino en su trabajo, y se considera justificado al tratar de engañar a su empleador basado en lo miserable de su sueldo. Tal hombre no entiende los simples rudimentos de los principios que son la base de la prosperidad, y no sólo está incapacitado para alzarse sobre su miseria, sino que atrae aún mayores miserias al albergar y actuar siguiendo sus pensamientos indolentes, falsos y cobardes.

Este es un hombre rico que es víctima de una penosa y persistente enfermedad resultado de la glotonería. Está dispuesto a gastar enormes sumas de dinero para curarse, pero no está dispuesto a sacrificar su glotonería. Quiere satisfacer su gusto con comidas poco saludables y gozar a la vez de buena salud. Tal hombre es totalmente incapaz de gozar de buena salud, porque no ha aprendido los principios básicos de una vida saludable.

Este es un empleador que adopta medidas deshonestas para evitar el pago de sueldos reglamentarios, y, en el afán de mejorar sus ingresos, reduce los sueldos de los empleados. Tal hombre no está preparado para la prosperidad, y cuando sus finanzas y su prestigio se encuentren en bancarrota, el culpará a las circunstancias, sin siquiera saber que es él mismo el autor de su condición.

He presentado estos tres casos solamente para ilustrar la verdad de que el hombre es la causa (aunque casi siempre sin ser consciente) de sus circunstancias, y que, mientras aspira un buen fin, continuamente frustra su cometido al estimular pensamientos y deseos que no armonizan con ese fin. Tales casos pueden modificarse y multiplicarse casi indefinidamente, pero no es necesario, porque el lector podrá, si así lo resuelve, rastrear el efecto de las leyes del pensamiento en su propia mente y en su propia vida, y hasta que lo logre, meros hechos externos no servirán como base de su razonamiento.

 

COMENTARIOS:

La pregunta es sencilla ¿Cómo queremos mejorar nuestras circunstancias y resultados, si no mejoramos primero nosotros?, ¿Cómo podríamos tener resultados diferentes si seguimos haciendo lo mismo? Recuerda, siempre que se sigue una misma fórmula, el resultado que se obtenga será siempre el mismo. Somos el origen de las circunstancias que vivimos aunque no hayamos elegido estar donde estamos, ni hayamos elegido a nuestra familia ni el lugar donde nacimos y que por confort, temor o flojera nos quedemos paralizados sin hacer absolutamente nada.

¿Qué pasa si no nos gusta nuestro trabajo, empezando porque pensamos que nuestro sueldo es menos de lo que merecemos, una miseria? Que en lugar de tener el valor y la determinación de crearnos una mejor oportunidad, simplemente nos quejamos del sueldo miserable, llegamos tarde, hacemos cuando mucho lo que nos toca o menos si es posible, ejercitamos con maestría el “arte” de perder el tiempo sea preparando el café, leyendo el diario, checando el Facebook y el WhatsApp, al cabo, por la miseria que nos pagan, pues ¿Qué querían?…

¿Cómo podríamos sentirnos bien si traemos un sobrepeso que nos enferma, que nos agota el cuerpo, que nos avergüenza? Pero que en lugar de ver al médico y cambiar nuestros hábitos alimenticios y dejar la “comida chatarra”, le seguimos dando gusto al gusto y sin querer sacrificar el más mínimo de los antojos…

¿Cómo podría irnos bien y mucho más allá de la riqueza económica, si esta la alcanzamos a costa de aprovecharnos de los demás? Muchas vemos a grandes millonarios y creemos que su fortuna es su felicidad, pero si nos acercamos un poco veremos que que más de uno daría toda esa misma fortuna por recuperar la salud o a un hijo. Mira como ahora algunos de los nuevos millonarios han entendido lo fundamental de la generosidad y están destinando buena parte de sus capitales en favor de los demás.

 

ACCIONES:

  • Una sola tarea, un solo ejercicio, pero eso sí, de un poderoso resultado si lo ejercitamos cada día:
  • Voy a decidir que puedo mejorar hoy de mí… Puede ser nuestra generosidad para con los demás; un acto de generosidad no tiene por qué ser complicado ni extremo, simplemente una llamada telefónica o mejor aún, una visita a ese pariente enfermo y viejo que está bastante solo. Ayudar a ese compañero o compañera que batalla con alguna encomienda en la oficina o evitar hablar mal de nadie.
  • Puedo mejorar mi salud, si me hago el hábito de caminar una media hora cada día… Tu elige, seguramente tendrás mil ideas de aquello que te gustaría mejorar de ti y de cómo podrías hacerlo…

 

* El Diccionario de la lengua española define así las siguientes palabras:

Determinación: Decidir algo. Establecer o fijar algo. Ser causa de que algo ocurra. Osadía, valor.

Paciencia: Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho.

Perseverancia: Mantenerse constante en la prosecución de lo comenzado, en una actitud o en una opinión. Durar permanentemente o por largo tiempo.

 

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